El
Collie desciende de los perros pastores escoceses
encargados de guardar el rebaño. Estos perros eran capaces de llevar el
ganado a pastar, defenderlo y devolverlo al corral sin la presencia del
dueño. Tenían las patas y el hocico más cortos que el
Collie actual y eran de color negro y blanco. Muchos expertos coinciden que el cruce con Setters y Borzois contribuyó al alargamiento de las patas y del hocico, y que proporcionó a la raza una silueta más esbelta. Hacia 1860 el
Collie empezó a participar en concursos de belleza y ya, en 1870, se diferenciaron las dos razas: el
Collie de Pelo Corto y el Collie de Pelo Largo.